SOBRE LAS PROTEÍNAS Y LAS GRASAS

Las proteínas son elementos esenciales en nuestro cuerpo, pues forman parte de la estructura básica de los huesos y tejidos (músculos, ligamentos, piel, uñas...) y muchas cumplen funciones vitales básicas (es el caso de la hemoglobina, enzimas, las hormonas y anticuerpos, etc.). Podemos obtener proteínas de alimentos animales y vegetales. Si comemos un alimento aisladamente, aprovecharemos más las proteínas animales; si combinamos determinados alimentos, entonces la cantidad de proteínas que aprovechamos crece. Es lo que ocurre, por ejemplo, al combinar cereales con legumbres; quizás sea por ello que en buena parte del mundo la dieta tradicional se basa en arroz o maíz con frijoles o lentejas.

Las grasas nos sirven como almacén de energía, constituyen varias hormonas, forman parte de las membranas celulares... También las hay animales y vegetales. Las piezas básicas de las grasas son ácidos grasos, que pueden ser insaturados y saturados. Ambos tipos nos son necesarios, pero un exceso de grasas saturadas es perjudicial para el organismo, y algunos insaturados lo pueden ser si nos falta vitamina E.

De cara a nuestra alimentación, parece que lo más relevante de una grasa es la relación insaturados/saturados que tiene: mejor cuanto mayor sea. Si ordenamos las principales fuentes alimentarias de grasas en orden de menor a mayor relación insaturados/saturados obtenemos, a grandes rasgos: cordero, cerdo, ternera, lácteos, conejo, huevos, pollo y aves, pescado, cereales, aceites vegetales (excepto el de palma y el de coco, que contienen más proporción de saturados), aguacate, frutos secos y semillas.  Por otro lado, la mayoría de vegetales ricos en grasas también son ricos en vitamina E, cosa que no pasa en los animales. Por todo esto es conveniente obtener más grasas de los vegetales que de los animales, y dentro de éstos racionar más los que están al principio de la lista anterior.