SIN CARNE DESDE HACE MILES DE AÑOS

Las recomendaciones más antiguas que se conservan de mantener una dieta vegetariana son de Pitágoras y de grandes corrientes religiosas indias, en el s. VI aC.

La motivación para no comer carne puede venir de una postura ética ante el sufrimiento o el propio ser animal, de consideraciones espirituales o reglas religiosas, de preferencias o requerimientos en cuanto a nutrición y salud, de un rechazo a la ganadería industrial... Para algunos ser vegetariano es toda una filosofía de vida basada en proporcionar salud y vigor al cuerpo y al espíritu. De hecho, quienes acuñaron el término (en Inglaterra, en 1847) lo derivaron del latín vegetus, que significa vivaz, lleno de vida, vigoroso (y es a su vez origen de la palabra vegetal).

En nuestro mundo contemporáneo se ha cuestionado la conveniencia de una dieta vegetariana para la salud, especialmente la más estricta (sin huevos ni lácteos). También hay quienes aceptan que son dietas muy sanas, compatibles con cualquier tipo de vida o etapa vital. Existen culturas ancestrales vegetarianas, como los sicks de la India, en las que se observan índices muy bajos de determinadas enfermedades.

Al margen de que nos interese o no adoptar una dieta vegetariana, conocer más cultura y gastronomía vegetarianas puede ayudarnos en la búsqueda de una dieta más equilibrada o para ampliar nuestros conocimientos de cocina. Existe mucha bibliografía sobre dietas vegetarianas y encontraremos gran cantidad de combinaciones: empanadas de verduras, croquetas o canelones de acelgas o de espinacas, rodajas de berenjena y calabacín rebozadas, tortillas, falafel, pimientos y berenjenas rellenos, gratinados, pizzas, lasaña vegetal, huevos fritos o duros y rellenos…