ATÚN ROJO EN EL MEDITERRÁNEO: HISTORIA DE UN SAQUEO

El atún rojo que es uno de los grandes peces; puede llegar a pesar 700 kilos. Es muy apreciado principalmente por la cocina japonesa, con el crecientemente famoso sushi. Desde hace dos décadas, la situación de este majestuoso pez ha ido empeorando a marchas forzadas. Ya en 1999, según un estudio de Greenpeace, se estimaba un descenso en su población de un 80% respecto veinte años atrás. Y los comités científicos alertaban sobre la situación insostenible, especialmente por las pesca de atunes jóvenes.

La pesca del atún rojo en el Mediterráneo es una actividad milenaria que ya realizaban los fenicios y romanos, y para la cual existen diferentes artes de pesca. Desde finales de los 90 ha habido un boom del llamado engorde: los bancos de atunes son localizados mediante avanzadas tecnologías (radares, satélites, avionetas...) y encerrados vivos en una red de cerco por potentes barcos de pesca industrial. De esta manera son remolcados hasta las llamadas granjas de engorde cercanas a la costa, donde serán introducidos en jaulas y alimentados con peces pequños, generalmente pescados en mares lejanos de por ejemplo el África Occidental. Para generar un kilo de atún hacen falta 25 kilos de pescado de cebo. Se estima que sólo en 2004 se arrojaron unas 225.000 toneladas de pescado a los atunes enjaulados del Mediterráneo. Turquía por ejemplo importa el 95% del pescado que utilizan sus granjas de engorde.

Muchas flotas industriales de países mediterráneos se dedican a este lucrativo negocio. Los principales son Francia, España e Italia, pero también están Turquía, Grecia, Croacia, Líbano, Malta, Chipre, Túnez y Marruecos. De todas formas, el comercio internacional está dominado por dos grandes multinacionales japonesas, y gran parte de la captura y el engorde está concentrado en pocas grandes empresas pesqueras.

No se puede conocer a ciencia cierta cuántos atunes se capturan porque muchas capturas no se declaran. Algunas estimaciones cifran en 44.000 las toneladas de atunes capturados en el 2005; ello correspondería a un 37% más de la cuota acordada por los gobiernos, que a su vez excede la cuota recomendada por los científicos.

¿A quién afecta?

A parte de los ecosistemas marinos y las poblaciones de atunes, así como las generaciones futuras que ven peligrar la disponibilidad de este alimento, existe una larga lista de afectados directa o indirectamente por el cerco del atún. Por ejemplo los habitantes de África Occidental, que ven cómo peces de sus aguas son transportados bien lejos para dar de comer a los atunes enjaulados.

También se ven afectadas las poblaciones de peces pequeños del Mediterráneo. Por ejemplo, las granjas croatas utilizan para alimentar a los atunes miles de toneladas de anchoa del Adriático, que está en periodo de recuperación tras un colapso provocado por la pesca.

Por supuesto también se ven afectados los pescadores locales. Por ejemplo en España ha habido conflictos porque los pescadores locales han percibido un descenso de capturas de peces pequeños, ahuyentados por la presencia de las granjas. Pescadores españoles y marroquíes de almadraba, milenario arte de pesca artesano del atún rojo mucho más sostenible y creador de empleo, se manifestaron junto a grupos ecologistas bajo el lema Por el atún rojo, por nuestros hijos ante los cerca de 500 delegados en una reunión de la Comisión Internacional para la Conservación de los Atunes Atlánticos, organismo responsable de la gestión del atún rojo (entre otras especies). Exigían una política drástica de control del saqueo del atún rojo en el Mediterráneo. Una representante de los pescadores resumía: Los almadraberos sólo estamos pidiendo sostenibilidad, porque de ella depende el pan de miles de familias y porque una parte importante de la flota industrial está violando sistemáticamente las medidas de conservación de este recurso común, agotando en unos años una pesquería de 3.000 años de antigüedad.

También otros sectores se ven afectados, como los operadores turísticos que en Malta se han quejado de la contaminación generada por las granjas de atún.

¿Qué hacen las administraciones?

Por ahora siguen marcando cuotas muy por encima de lo que proponen los científicos y no toman medidas efectivas para controlar toda la pesca ilegal (por encima de la cuota y no declarada) que se da de manera generalizada. Han otorgado subvenciones (más de 19 millones de euros por parte de la Unión Europea) para modernizar flotas industriales dedicadas al cerco del atún rojo, contribuyendo a la sobrecapacidad del sector. De hecho la capacidad total de las granjas declaradas excede en un 60% las capturas máximas permitidas, lo que genera una fuerte inercia a sobrepasarlas.

Y nosotros, ¿qué podemos hacer?

Por un lado, replantearnos el interés que podamos tener por el exótico sushi u otras formas de consumo de atún rojo. Preguntemos en las pescaderías de qué especie es el atún y de dónde viene.

Por otro lado, dar apoyo a organizaciones ecologistas que luchan por la creación de zonas protegidas donde el atún se pueda reproducir, y por un plan de choque de cuotas y control ante la actual situación.