En los últimos años se ha ido imponiendo progresivamente una tendencia que supone el fin de una forma de hacer empresa. Ésta consistía en suministrar sus productos a la sociedad sin importar sus efectos medioambientales. Como mucho, el producto se sometía a controles de calidad, de forma que realmente fueran productos funcionales. Podemos referirnos al libro Ecodisseny i ecoproductes, de J. Rieradevall y J. Vinyets), en el que se establece el símil de este tipo de empresas con la figura de un arquero. Siendo la empresa los arqueros y los productos, las flechas, el ejemplo nos dice que el arquero pretende que las flechas impacten en la diana, que son los consumidores, sin tener en cuenta qué se hace después con las flechas. Como se ha dicho anteriormente, esta tendencia está siendo sustituida por la de dar más importancia a todo lo relacionado con el producto, desde su calidad hasta la posibilidad de que los materiales que lo constituyen se puedan reaprovechar. Para seguir con el símil anterior, la empresa ya no es un arquero, sino un lanzador de bumerán -su ecoproducto-, que una vez ha impactado en su objetivo -los consumidores- vuelve al lanzador, cerrándose un ciclo. Dicho de otra forma, una vez que el producto ha sido utilizado o consumido, la empresa debe responsabilizarse del mismo. Por lo tanto, es importante que en su fase de diseño, se tenga en cuenta este factor.
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